<$BlogRSDUrl$>

mayo 31, 2004

aspiraciones 

Cuando sea grande quiero ser «consultor» o quizás «gerente de proyecto».

mayo 30, 2004

signos de maderez 

Me resulta más sencillo subir una escalera que bajarla.

mayo 23, 2004

tarde de domingo 

Lluvia. Frío. Mate. Bizcochitos. Puchos. Fiaca, mucha fiaca.
Por suerte existe Leonard Cohen.

mayo 21, 2004

sobredulce 

Mi madre me regaló dos bolsitas: una con unos 100 sobrecitos de azúcar y otra con unos 200 sobrecitos de edulcorante.
Es la segunda vez que lo hace. Creo que me está queriendo decir algo.

mayo 20, 2004

todo por $10 

Yo ya venía pensando hace unos meses en que iba siendo hora de comprarme ropa nueva; más que nada por los agujeros en los suéters, las medias y los calzoncillos. Me convencí cuando una amiga me dijo que recordaba cómo iba vestido yo cuando nos conocimos, hace cosa de tres años o más: resultó que era casi la misma ropa que sigo usando actualmente.
Mi primer intento fue el sábado a la tarde, en un hipermercado. Agarré unas remeras, unas medias y estaba a punto de agarrar un pantalón cuando me di cuenta de que no había llevado la tarjeta de débito.
El martes terminé de laburar temprano cerca del Once: galerias, vidrieras. puestos callejeros... Ropa. Mucha ropa. Demasiada. ¿Por qué todas las remeras tienen los hombros y el cuello de otro color? ¿Desde cuándo todos los suéters tienen que tener rayitas horizontales de otro color? Habré entrado a más de 20 lugares, habré caminado 3 horas. Nada. Me embolé y busqué la parada del colectivo. Justo a lado, un negocio de Hering con remeras y suéters lisos. La alegría es sólo brasilera, no made in China.

mayo 14, 2004

Ethel es así 


Which Rock Chick Are You?

Jai guru deva ommmmmm 

Nothing´s gonna change my world, pero All you need is love, paparaparán.
Qué lo parió. Ni en Lennon se puede confiar.

mayo 10, 2004

desayunándose 

Despertarse y escuchar "Dry the rain" de Beta Band es la mejor alternativa al porro matinal. Y no deja olor.

mayo 04, 2004

che, jefe, master, campeón, amigo... 

Hace varias semanas que vengo posponiendo la cita. De hecho, al pasar por la puerta, cruzaba de vereda para no saludar. Hoy me armé de coraje.
- Buenas master... ¿cómo va?
- Hola pibe, tanto tiempo. ¿Cómo andás?
- Todo bien, amigo. ¿Vos?
- Laburando un poco, che.

Después siguieron los usuales diez minutos de silencio. Por suerte hay un televisor siempre encendido que evita que el silencio sea demasiado molesto.
- ¿Así está bien, campeón?
- Si, jefe. Buenísimo. Mil gracias.

Le pagué y me fui. Ya van cuatro años y no tengo la menor idea de cómo se llama el peluquero, ni él de cómo me llamo yo. Eso sí: sigue cortando el pelo para la mierda.